Libia, ¿otro Afganistán?
¿Se convertirá Libia en un nuevo Afganistán cuando termine el conflicto bélico que asola el país, o existen otras alternativas que permitan albergar esperanzas para el pueblo libio?
La revolución libia, enmarcada en el movimiento que se ha dado en llamar ‘Primavera árabe’, fue anunciada en las redes sociales durante el mes de febrero de este año, y las manifestaciones se reprimieron con una sangrienta intervención por parte de las fuerzas del régimen de Gadafi.
Desde una perspectiva interna, Libia se enfrenta a un futuro incierto. En una sociedad tribal, las alianzas se materializan y dejan de existir de forma inesperada. Esto ha ocurrido en Libia durante la revolución, provocando la división del país en dos facciones: por una parte los defensores de Gadafi, las tribus del sur, del noroeste y Sirte su ciudad natal, y por otra parte las rebeldes tribus del noreste (Bengasi). La explosión de este movimiento sirvió de pretexto a algunos jefes de clanes para rebelarse contra el régimen y disputarse el control de recursos como el petróleo y el agua. La evolución del conflicto hizo que el 18 de marzo, se iniciara una intervención militar internacional en aplicación de la Resolución del Consejo de Seguridad 1973 de las Naciones Unidas aprobada el día anterior y con el respaldo de las potencias occidentales y los países árabes.
El régimen de coronel Gadafi ha tenido enemigos importantes tanto dentro como fuera del país. Dentro, como consecuencia de haber ignorado sistemáticamente y durante mucho tiempo la puesta en marcha de políticas sociales, y también como resultado de un alto índice de jóvenes sin expectativas de trabajo pero con otra percepción del futuro distinta a la que pregonaba el antiguo régimen, se produjeron manifestaciones de la población civil. Como en el caso de los países con los que tiene fronteras, Túnez y Egipto, se produjeron manifestaciones y enfrentamientos sostenidos con el ejército que fueron ferozmente reprimidas. Ahora, el Consejo Nacional de Transición se enfrenta en primer lugar a la necesidad de desarmar a un número indeterminado de rebeldes. Pero también existe la amenaza de la ofensiva islamista que persigue sus objetivos y que puede tratar de desestabilizar la situación. Finalmente, es apremiante la reconstrucción de un sistema político, social, y económico necesarios para la reunificación del país.
Desde el punto de vista de la comunidad internacional, la situación deseable para la Unión Europea y Estados Unidos sería la de un país con instituciones democráticas siguiendo el modelo occidental y colaborador con la lucha antiterrorista. Esto proporcionaría una plataforma en África para potenciar los intereses geoestratégicos occidentales. Pero la comunidad internacional es consciente de que la implantación de la democracia en países con una estructura tribal no se puede organizar sin tener en cuenta las costumbres ancestrales, ignorando su origen, los clanes y la secular jerarquía social.
Por otra parte, los países árabes discrepan sobre su postura ante el futuro de Libia. Turquía, un país con creciente influencia en el Mediterráneo no ha apoyado la intervención militar de la OTAN ante la posibilidad de una progresiva influencia de occidente en el Norte de África. Siria por su parte, está inmersa en los mismos problemas que desestabilizaron el régimen libio, así como Baharein, Arabia Saudí y Yemen, y la desaparición del régimen de Gadafi supone para ellos un riesgo. Al mismo tiempo se solidarizaron con Gadafi Cuba, Venezuela, Nicaragua y Ecuador.
Entre los países que saldrían favorecidos de un triunfo revolucionario se encuentra Marruecos que es partidario de un nuevo gobierno en Libia, ya que Gadafi apoyaba al Frente Polisario y constituía un impedimento para llegar a una solución en el Sahara Occidental. Jordania, Emiratos Árabes y Qatar con gobiernos próximos a Occidente estaría en la misma posición que Marruecos.
Rusia, India y Brasil y China por distintas razones optaron por la abstención en la votación de la Resolución 1973.
Es difícil que en un escenario tan complejo y con intereses contrapuestos encontrar una vía de resolución del futuro de Libia, pero es necesario a toda costa, para evitar la reproducción de las experiencias de Afganistán e Irak, conseguir con la ayuda de la comunidad internacional un consenso entre los principales clanes del país e incorporar cuanto antes a los sectores del antiguo régimen una vez que se haya iniciado el proceso de normalización política, social y económica.
Will Libya turn into another Afghanistan?
Will Libya become a new Afghanistan when the war ravaging the country will the end, or are there other alternatives that allow to hope for the Libyan people?
The Libyan revolution, as part of the movement that has been called ‘Arab Spring’, was announced in social networks during the last February, and the demonstrations were crushed in a bloody intervention by forces of Gaddafi’s regime.
From an internal perspective, Libya is facing an uncertain future. In a tribal society, the alliances materialize and disappear unexpectedly. This has occurred in Libya during the revolution, causing the country's division into two factions: By one side, there were advocates of Gaddafi, the southern tribes, the Northwest and Sirte his hometown, and by the other side, the rebellious tribes of the northeast (Benghazi ). The explosion of this movement served as a pretext for some clan leaders to rebel against the regime and fight for control of resources as oil and water. The evolution of the conflict made the beginning of an international military intervention on 18 of March, in implementation of Security Council Resolution 1973 of the United Nations adopted the day before and with the backing of Western powers and Arab countries.
Colonel Gaddafi's regime has had major enemies both inside and outside the country. Inside, as a consequence of consistently ignored for a long time the implementation of social policies, and as a result of a high rate of young people without job prospects but with another perception of the future different from proclaiming the old regime, were manifestations of the civilian population. As in the case of countries which have borders with Tunisia and Egypt, there were demonstrations and clashes with the army sustained were fiercely repressed. Now, the National Transitional Council faces first to the need to disarm an undetermined number of rebels. There is also the threat of Islamist offensive that pursues their goals, and they may try to destabilize the situation. Finally, it is urgent to rebuild a political, social, economic and necessary for reunification.
From the international point of view, the desirable situation for the United States and the European Union would be a country with democratic institutions following their models and be a contributor to the fight against terrorism. This would provide a platform in Africa to promote Western strategic interests. The international community is aware that the introduction of democracy in countries with a tribal structure cannot be organized without regard to ancestral customs, ignoring their origin, the clans and the secular social hierarchy.
Moreover, Arab countries disagree over its stance on the future of Libya. Turkey, a country with growing influence in the Mediterranean has not supported the military intervention of NATO about the possibility of a progressive Western influence in North Africa. Syria is immersed into the same problems that destabilized the Libyan regime and Bahrain, Saudi Arabia and Yemen, and the disappearance of the Gaddafi regime is a risk for them. Cuba, Venezuela, Nicaragua and Ecuador show solidarity with Gaddafi. as well.
Morocco is, among the countries which have been favored with a revolutionary victory, in favor of a new government in Libya, and Gaddafi supported the Polisario Front and an impediment to a settlement in Western Sahara. Jordan, UAE and Qatar with governments coming to the West would be in the same position as Morocco.
Russia, India and Brazil and China for various reasons chose to abstain from voting on Resolution 1973.
It is difficult in such a complex scenario and interests to find a way to resolve the future of Libya, but it must at all costs to avoid the reproduction of the experiences of Afghanistan and Iraq, achieved with the help of the international community a consensus among the leaders of the country and become a part of sectors of the old regime once it has begun the process of political, social and economic normalization.
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